martes, 1 de diciembre de 2015

La visita de Patricia a Colima

Por: Mauricio Arcega

El viernes antepasado 23 de octubre inició en el estado de colima un hecho histórico en el mundo, un huracán de categoría 5 azotando las costas de Colima, Guadalajara y Michoacán llamado Patricia.

Los daños, oficialmente, fueron cero muertos, dato que conmocionó a todo el mundo dada la magnitud del desastre que se avecinaba.
Sin embargo, no fue un saldo blanco ya que innumerables viviendas en las costas y  algunas playas fueron gravemente destruidas, dejando a familias sin un techo donde refugiarse.

Cerca de 3’500 hectáreas de frutos (básicamente plátanos y papayas), donde se sustentaban muchas familias se redujeron a basura y escombros, lugares paradisíacos como la playa el Paraíso desaparecieron dejando una rezaga económica en el municipio.

 ¡Ah pero lo importante era que no había muertos, claro! Por otra parte, en la zona centro de los estados afectados no fueron tan daños como se esperaba, pero el ver postes de luz tirados, arboles derrumbados, letreros en las calles, vidrios rotos y coches estrellados demuestra que solo fue una pasadita.

El increíble monstruo natural que en las noticias decía ser el huracán más potente de la historia de México y del hemisferio occidental, Colima, Guadalajara y Michoacán aguantaron a pie firme los embates de este monstruo climatológico.

En lo personal, no fue tan agresivo como se anticipaba en las noticias, influyeron varios factores en los estados bajando el nivel de categoría al histórico huracán.

En mi hogar existieron muchas afectaciones: las paredes del segundo piso la mayoría estaban mojadas y drenadas por la constante lluvia, varios vidrios resultaron cuarteados por los fuertes vientos y la gran cantidad de residuos de obras negras en el alrededor, pequeñas inundaciones por las puertas y ventadas, cables que fueron enredados entre los árboles y lapsos cortos donde la luz se fue, de ahí en más mi casa ‘’aguanto vara’’.





                                                                       

El terror en las calles fue claro, como en los centros comerciales y tiendas de abarrotes donde se abastecían de provisiones, la gente estaba llena de pánico por el fenómeno, tal vez por lo que avecinaban los noticieros más populares en México, pero tomaban sus medidas, algo extremistas pero nunca confiándose de la naturaleza. El hecho que aproximadamente duró 3 días dejó una estela de preocupación, de susto e incertidumbre en los colimenses.

(Foto propiedad de Jorge Alberto Ruiz Chávez - Notimex)

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